Steve Swanson confió para la final en el mismo once de cuartos de final y semifinales, a excepción de un cambio: Katie Stengel ocupaba el puesto en ataque de Kelly Cobb, que no había estado muy afortunada en el torneo. Enfrente estaba la Alemania de Marozsán, Lotzen, Wensing, Petzelberger, Cramer, Leupolz, entre otras. Todas ellas con experiencia en la Bundesliga, algunas incluso en la selección absoluta, y que habían dado dos exhibiciones ante Noruega y Japón para llegar hasta aquí. Además, la portera Benkarth había permanecido imbatida en los cinco partidos previos. La etiqueta de favoritas se la habían ganado a pulso. Sin embargo, eso en el fútbol no es sinónimo de éxito, como quedaría demostrado. Y menos teniendo delante a EEUU.
El partido no fue muy vistoso de cara al espectador. EEUU sabía que sus mayores opciones de victoria pasaban por ser un equipo compacto, hacer un buen trabajo defensivo, que las alemanas se sintiesen incómodas y después buscar alguna jugada aislada para marcar. Y el plan salió perfecto. Julie Johnston se vistió de Christie Rampone y fue un muro infranqueable. Marozsán y Lotzen, las más peligrosas del ataque germano, estuvieron desaparecidas. Tampoco aparecieron las jugadoras de banda (Leupolz y Hegenauer), bien defendidas por las laterales Dunn y Pathman. Y, por si acaso, estaba Heaberlin en la porteria.
El plan marchaba bien. Alemania no había tirado a puerta con peligro en toda la primera mitad y Johnston había tenido una buena oportunidad en un saque de esquina muy cerrado de Di Bernardo. La guinda llegó en el minuto 44. Crystal Dunn se sumó al ataque (por primera vez en el partido), encaró y se marchó con facilidad de Jäger y desde línea de fondo envió el pase de la muerte al que no llegó Stengel, pero sí Ohai en el punto de penalti para romper la imbatibilidad de Alemania en el Mundial. Un gol psicológico que dio alas a EEUU para la segunda mitad.
Las chicas dirigidas por Swanson mantuvieron la intensidad defensiva durante los segundos 45 minutos y aprovecharon la cada vez mayor ansiedad de las europeas para buscar algún contragolpe definitivo. El partido se acercaba a su final y Alemania tiró de lo básico: lanzamientos lejanos y balones a la olla. Ante todo ello respondió con seguridad y efectividad Heaberlin, en alguna ocasión con ayuda del travesaño. La sueca Pernilla Larsson pitaba el final y las lágrimas, unas de alegría y otras de trizteza, empezaron a correr por el Estadio Nacional de Tokyo. La capitana Julie Johnston se encargaba de levantar el tercer título mundial de la categoría para EEUU, desempatando así con Alemania, que se queda con dos. En el aspecto individual, Johnston se llevó un más que merecido Balón de Bronce del torneo. El de oro fue para Marozsán y el de plata para la japonesa Shibata.
Ficha del EEUU-Alemania en FIFA.com
Cuadro del torneo
1ª - Estados Unidos
2ª - Alemania
3ª - Japón
Balón de Oro: Dszenifer Marozsán (ALE)
Balón de Plata: Hanae Shibata (JAP)
Balón de Bronce: Julie Johnston (USA)
Bota de Oro: Kim Un Hwa (CdN) - 7 goles
Bota de Plata: Yoko Tanaka (JAP) - 6 goles
Bota de Bronce: Lena Lotzen (ALE) - 6 goles
Guante de Oro: Laura Benkarth (ALE)
Trofeo al Juego Limpio: Japón
Mi once ideal del torneo
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